nos vemos en misa, este miércoles 31 a las 19.15 para celebrar el :
TERCER HITO: EN LA FUERZA DIVINA (31 de mayo de 1949)
Antecedentes históricos
Viajes del Padre al extranjero
A su regreso de Dachau, el Padre permanece en Alemania dando retiros, preocupándose de la Familia, y muy especialmente de los Institutos Seculares. El 18 de octubre de 1945 funda el Instituto de los Sacerdotes Diocesanos, y el 12 de febrero de 1946 funda el Instituto Secular de las Damas de Schoenstatt. El Padre permanece en Alemania hasta 1946, y en 1947 comienza sus viajes internacionales para preparar la marcha triunfal de la Reina".
Desde 1947 hasta 1949 el Padre se dedica a viajar al extranjero para ir fortificando la Familia y para dar formación a las Hermanas y a los Padres; se preocupa así por el Schoenstatt internacional. Sus viajes incluyen visitas a África, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Brasil y Chile.
Durante estos viajes a América Latina, el Padre puede apreciar cuán distinta es la manera de ser y de pensar del latino a la del europeo. En el alma latina el Padre encontró un pensar orgánico innato, mientras el alma europea estaba atacada por el bacilo del pensar mecanicista que Schoenstatt tanto combatía. Así, donde los europeos tenían problemas, los latinos no los tenían. Y esto le hizo ver con mayor claridad cómo este nuevo Schoenstatt que recién nacía tenía algo que aportar al Schoenstatt original.
Visitación Canónica
Las iniciativas tomadas por el Padre para que la Iglesia conociera Schoenstatt fueron respondidas por la diócesis de Tréveris, quien nombró al Obispo como Visitador Apostólico. Este Obispo era amigo de nuestro Padre, había asistido a varios retiros predicados por el Padre e incluso había ido a pasar vacaciones a Schoenstatt, y, como el Padre estaba en Sudamérica, no pudo conversar personalmente con el Visitador. Estando en Argentina, el Padre recibe el informe de la Visitación, el cual era muy positivo, pero contenía, según palabras del propio Obispo “pequeñas críticas” que eran detalles a los cuales él no le concedía mayor importancia. En estas “pequeñas críticas” el Padre ve claramente cómo la mentalidad mecanicista domina la Iglesia. Las observaciones que se le hacían eran sobre la relación que existía entre el Padre y las Hermanas; el Visitador no reconoce en esta relación el fruto de una fe sencilla que ve en el Padre un transparente de Dios, sino que más bien ve que es, la personalidad del líder del Padre lo que produce fascinación entre las Hermanas y esto acarrearía por lo tanto un peligro de inseguridad, de falta de libertad y de dependencia poco sana. En otras palabras, el Visitador se quedó sólo en la vinculación humana, y no vio que el Padre era para las Hermanas un transparente de Dios.
Esto mueve al Padre a pensar que no se ha comprendido en la Iglesia el valor de las causas segundas, que la Iglesia ha descuidado demasiado el valor de lo humano como camino para llegar a Dios. Así, las “pequeñas críticas" del Obispo son fundamentales a juicio del Padre, pues en ellas se juega nada menos que el destino de Occidente y de la Iglesia, se juega todo el pensar orgánico.
Mientras continuaba viajando por Sudamérica el Padre comienza a elaborar una larga respuesta al Obispo, carta que se conoce como "31 de mayo".
31 de mayo
El Padre llega a Chile el 17 de mayo de 1949 para la inauguración del Santuario de Bellavista que tendría lugar el 20 de mayo[1]. En los días que siguieron al 20 de mayo, el Padre trabajó afanosamente en su respuesta al Visitador, y se le veía muy serio y consciente de la lucha que iba a emprender. El mismo Padre dijo: “Ahora yo no lucho por Schoenstatt, sino que lucho por la Iglesia".
El día 31 de mayo, alrededor de las 6 de la tarde, el Padre se reunió con las Hermanas en el Santuario. El Padre quería entregarle la carta a la Mater para que permaneciera en el altar de Bellavista durante la noche, pidiéndole que se mostrara, en esta lucha que empezaba, especialmente admirable, y que no sólo hiciera brotar desde allí una corriente de gracias igual a la del Santuario original, sino que una corriente de gracias especial contra el pensar occidental y que con ella enriqueciera abundantemente al Schoenstatt original.
Esa misma tarde, en el Santuario de Bellavista, el Padre pronunció una plática ‑la Plática del 31 de mayo, en la cual confiere una misión especial a la Familia de Schoenstatt en Chile”.
Consecuencias del 31 de mayo
Visitación Apostólica
El Padre envía al Obispo el escrito el 31 de mayo acompañado de una carta personal muy respetuosa y atenta, explicándole que no enviaba el escrito por amistad personal ni menos como rebeldía frente a la Iglesia. Sin embargo, cuando el Obispo recibe el trabajo, no lo toma como una crítica objetiva y constructiva a la Iglesia, sino como una ofensa personal. A partir de ese momento, se hace eco de las críticas infundadas que se le hacían al Padre y al Movimiento y comienza a distribuir profusamente entre el episcopado alemán copias del trabajo del Padre, pero omitiendo expresamente en todas ellas la carta introductoria, con lo cual el Padre aparece a los ojos de la Iglesia alemana como una persona peligrosa, ambiciosa de poder y de culto a su persona.
En abril de 1950 el Obispo envía una acusación a Roma a la Congregación de religiosos. Nuestro Padre escribe una defensa y la manda a la Congregación de religiosos, pero el director de ella, Cardenal Lavitrano, muere en julio del mismo año sin haberla leído.
El Obispo lleva entonces su acusación al Santo Oficio. En 1951 el Santo Oficio ordena una Visitación Apostólica y nombra para este fin a un jesuita: el Padre Tromp.
Durante la Semana Santa de 1951 el Padre Tromp visita Schoenstatt por primera vez y se hace una idea bastante positiva del Movimiento. Sin embargo, después de una entrevista sostenida con el Obispo cambia su posición. Entretanto, desde América Latina el Padre le envía al Padre Tromp un corto trabajo en el cual sintetiza toda la teología que hay tras Schoenstatt. A comienzos de mayo de 1951, cuando el Padre regresa
de Sudamérica, se entrevista con el Padre Tromp en Roma y se da cuenta que éste no ha comprendido nada. Más aún, el Visitador le da al Padre un ultimatum: o deja la Obra libremente y después de un tiempo puede volver a ella, o el Santo Oficio lo separa de ella sin la posibilidad de volver más.
Para que el Padre permaneciera junto a su Obra, se ponía como condición que éste cambiara sus principios.
Humanamente visto, el Padre debería haber dicho: salvemos algo por lo menos y cedamos. Pero el Padre sabía que Dios quería la Obra así como era: así lo había conducido y dejado crecer, y sólo así en su totalidad es salvación para el mundo. Por lo tanto la decisión era:"Somos como somos o no somos".
Destierro
El 14 de agosto de 1951 el Padre fue llamado a Limburgo y se le entrega el decreto por el cual es destituido como Director General de las Hermanas. El 15 de agosto este decreto es dado a conocer a la Dirección de la Familia, y, el hecho que fuese un 15 de agosto, día de la Asunción de María, era una esperanza de que triunfaría la verdad.
El 22 de octubre de 1951 el Padre parte desterrado de Alemania, sin que existiese ninguna acusación formal y sin que se conociesen cargos concretos contra el Padre.
Después de celebrar misa en el Santuario original parte a Suiza, después a Roma y de ahí a Argentina, a Chile y llega finalmente a Milwaukee el 21 de junio de 1952: allí cumplirá el destierro ordenado por la Iglesia, desempeñándose como párroco de la Colonia Alemana durante 14 años.
[1] La plática de inauguración del Santuario de Bellavista se encuentra en "Documentos de Schoenstatt".
TERCER HITO: EN LA FUERZA DIVINA (31 de mayo de 1949)
Antecedentes históricos
Viajes del Padre al extranjero
A su regreso de Dachau, el Padre permanece en Alemania dando retiros, preocupándose de la Familia, y muy especialmente de los Institutos Seculares. El 18 de octubre de 1945 funda el Instituto de los Sacerdotes Diocesanos, y el 12 de febrero de 1946 funda el Instituto Secular de las Damas de Schoenstatt. El Padre permanece en Alemania hasta 1946, y en 1947 comienza sus viajes internacionales para preparar la marcha triunfal de la Reina".
Desde 1947 hasta 1949 el Padre se dedica a viajar al extranjero para ir fortificando la Familia y para dar formación a las Hermanas y a los Padres; se preocupa así por el Schoenstatt internacional. Sus viajes incluyen visitas a África, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Brasil y Chile.
Durante estos viajes a América Latina, el Padre puede apreciar cuán distinta es la manera de ser y de pensar del latino a la del europeo. En el alma latina el Padre encontró un pensar orgánico innato, mientras el alma europea estaba atacada por el bacilo del pensar mecanicista que Schoenstatt tanto combatía. Así, donde los europeos tenían problemas, los latinos no los tenían. Y esto le hizo ver con mayor claridad cómo este nuevo Schoenstatt que recién nacía tenía algo que aportar al Schoenstatt original.
Visitación Canónica
Las iniciativas tomadas por el Padre para que la Iglesia conociera Schoenstatt fueron respondidas por la diócesis de Tréveris, quien nombró al Obispo como Visitador Apostólico. Este Obispo era amigo de nuestro Padre, había asistido a varios retiros predicados por el Padre e incluso había ido a pasar vacaciones a Schoenstatt, y, como el Padre estaba en Sudamérica, no pudo conversar personalmente con el Visitador. Estando en Argentina, el Padre recibe el informe de la Visitación, el cual era muy positivo, pero contenía, según palabras del propio Obispo “pequeñas críticas” que eran detalles a los cuales él no le concedía mayor importancia. En estas “pequeñas críticas” el Padre ve claramente cómo la mentalidad mecanicista domina la Iglesia. Las observaciones que se le hacían eran sobre la relación que existía entre el Padre y las Hermanas; el Visitador no reconoce en esta relación el fruto de una fe sencilla que ve en el Padre un transparente de Dios, sino que más bien ve que es, la personalidad del líder del Padre lo que produce fascinación entre las Hermanas y esto acarrearía por lo tanto un peligro de inseguridad, de falta de libertad y de dependencia poco sana. En otras palabras, el Visitador se quedó sólo en la vinculación humana, y no vio que el Padre era para las Hermanas un transparente de Dios.
Esto mueve al Padre a pensar que no se ha comprendido en la Iglesia el valor de las causas segundas, que la Iglesia ha descuidado demasiado el valor de lo humano como camino para llegar a Dios. Así, las “pequeñas críticas" del Obispo son fundamentales a juicio del Padre, pues en ellas se juega nada menos que el destino de Occidente y de la Iglesia, se juega todo el pensar orgánico.
Mientras continuaba viajando por Sudamérica el Padre comienza a elaborar una larga respuesta al Obispo, carta que se conoce como "31 de mayo".
31 de mayo
El Padre llega a Chile el 17 de mayo de 1949 para la inauguración del Santuario de Bellavista que tendría lugar el 20 de mayo[1]. En los días que siguieron al 20 de mayo, el Padre trabajó afanosamente en su respuesta al Visitador, y se le veía muy serio y consciente de la lucha que iba a emprender. El mismo Padre dijo: “Ahora yo no lucho por Schoenstatt, sino que lucho por la Iglesia".
El día 31 de mayo, alrededor de las 6 de la tarde, el Padre se reunió con las Hermanas en el Santuario. El Padre quería entregarle la carta a la Mater para que permaneciera en el altar de Bellavista durante la noche, pidiéndole que se mostrara, en esta lucha que empezaba, especialmente admirable, y que no sólo hiciera brotar desde allí una corriente de gracias igual a la del Santuario original, sino que una corriente de gracias especial contra el pensar occidental y que con ella enriqueciera abundantemente al Schoenstatt original.
Esa misma tarde, en el Santuario de Bellavista, el Padre pronunció una plática ‑la Plática del 31 de mayo, en la cual confiere una misión especial a la Familia de Schoenstatt en Chile”.
Consecuencias del 31 de mayo
Visitación Apostólica
El Padre envía al Obispo el escrito el 31 de mayo acompañado de una carta personal muy respetuosa y atenta, explicándole que no enviaba el escrito por amistad personal ni menos como rebeldía frente a la Iglesia. Sin embargo, cuando el Obispo recibe el trabajo, no lo toma como una crítica objetiva y constructiva a la Iglesia, sino como una ofensa personal. A partir de ese momento, se hace eco de las críticas infundadas que se le hacían al Padre y al Movimiento y comienza a distribuir profusamente entre el episcopado alemán copias del trabajo del Padre, pero omitiendo expresamente en todas ellas la carta introductoria, con lo cual el Padre aparece a los ojos de la Iglesia alemana como una persona peligrosa, ambiciosa de poder y de culto a su persona.
En abril de 1950 el Obispo envía una acusación a Roma a la Congregación de religiosos. Nuestro Padre escribe una defensa y la manda a la Congregación de religiosos, pero el director de ella, Cardenal Lavitrano, muere en julio del mismo año sin haberla leído.
El Obispo lleva entonces su acusación al Santo Oficio. En 1951 el Santo Oficio ordena una Visitación Apostólica y nombra para este fin a un jesuita: el Padre Tromp.
Durante la Semana Santa de 1951 el Padre Tromp visita Schoenstatt por primera vez y se hace una idea bastante positiva del Movimiento. Sin embargo, después de una entrevista sostenida con el Obispo cambia su posición. Entretanto, desde América Latina el Padre le envía al Padre Tromp un corto trabajo en el cual sintetiza toda la teología que hay tras Schoenstatt. A comienzos de mayo de 1951, cuando el Padre regresa
de Sudamérica, se entrevista con el Padre Tromp en Roma y se da cuenta que éste no ha comprendido nada. Más aún, el Visitador le da al Padre un ultimatum: o deja la Obra libremente y después de un tiempo puede volver a ella, o el Santo Oficio lo separa de ella sin la posibilidad de volver más.
Para que el Padre permaneciera junto a su Obra, se ponía como condición que éste cambiara sus principios.
Humanamente visto, el Padre debería haber dicho: salvemos algo por lo menos y cedamos. Pero el Padre sabía que Dios quería la Obra así como era: así lo había conducido y dejado crecer, y sólo así en su totalidad es salvación para el mundo. Por lo tanto la decisión era:"Somos como somos o no somos".
Destierro
El 14 de agosto de 1951 el Padre fue llamado a Limburgo y se le entrega el decreto por el cual es destituido como Director General de las Hermanas. El 15 de agosto este decreto es dado a conocer a la Dirección de la Familia, y, el hecho que fuese un 15 de agosto, día de la Asunción de María, era una esperanza de que triunfaría la verdad.
El 22 de octubre de 1951 el Padre parte desterrado de Alemania, sin que existiese ninguna acusación formal y sin que se conociesen cargos concretos contra el Padre.
Después de celebrar misa en el Santuario original parte a Suiza, después a Roma y de ahí a Argentina, a Chile y llega finalmente a Milwaukee el 21 de junio de 1952: allí cumplirá el destierro ordenado por la Iglesia, desempeñándose como párroco de la Colonia Alemana durante 14 años.
[1] La plática de inauguración del Santuario de Bellavista se encuentra en "Documentos de Schoenstatt".
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